top of page
Foto del escritorGerardo Silva

En el gabacho



¿Cómo es que, específicamente en cada minisúper de Estados Unidos, tienen a un Apu Nahasapeemapetilon?, ¿por qué? Incluso intenté yendo a varias tiendas y lo mismo, siempre un dependiente hindú hablando un inglés indescifrable.

¿Será que los Simpson y sus ya famosas predicciones son la epifanía de nuestros días? ¿Acaso Matt Groening es un clarividente que nació con todas las batallas ganadas?

Hablando de vicisitudes gringas, según esto, el past tense de cualquier verbo es añadir un “ed” al final de estos, como por decir: arrive, arrived, play, played, visit, visited... fácil, ¿no? ¿Pero quién habrá sido el “disgraziato” que a sleep le puso slept, a go, went, y a drink, drank... diría mi amiga Dafne de origen italiana: “qué fea situazzione“, léase haciendo el siguiente ademán 🤌.

La pieza de ganado que creyó que era buena idea denominar con el eufemismo “the hard stuff” a la sección de vinos y licores de un restaurante, que un gringo con un corte de pelo tipo “mullet” y un jersey de fútbol americano pida para cenar un filete Wellington con su respectivo Dr Pepper, o que un mesero te traiga la cuenta sin haber sido pedida después de un pésimo servicio, esto último me recuerda a mi tío Arturo que, después de que se enfada de platicar, te corta con un muy efectivo y tajante “ahuecando el ala mijo”.

O que para hacer una cuenta regresiva utilizan la palabra, 3 Mississippi, 2 Mississippi, 1 Mississippi... porque un Mississippi tarda 1 segundo en ser pronunciado.

Cosas muy de gringos, es como el equivalente a ser español y llamarte Patxi Andion, Mikel Eretxun o Javi Aznar y ser fan de bandas de nombres como los Toreros Muertos y los Hombres G, o ser mexicano y llamarte José Guadalupe Esparza.

Pero dejando los estereotipos de lado, quizá te pareciera que estas cosas, no sirve saberlas, pero el trinomio cuadrado perfecto tampoco, ni la raíz cuadrada sacada a mano y sin embargo lo aprendiste, todo esto me parece tan ridículo como cuando Walter White aventó una pizza al techo de una casa en Breaking Bad, o que de repente apareciera el cuerpo de Jimmy Hoffa en la cajuela de tu carro, o que te hallaras hablando de combate a la corrupción en las oficinas del PRI: todo esto raya en lo kafkiano para nosotros los ciudadanos de a pie.

Sobre el midwest gringo y la planitud de esas tierras, debo de reconocer que sus atardeceres son de los más bellos que he visto en mi vida, una tonalidad de rojos y naranjas que ni Obama, ni el pantone; esto quizá por causa de su cercanía al ártico, cuestión que la hace una de las zonas más frías de Estados Unidos; de hecho ir a comprar cerveza o poner gasolina debería tener valor curricular.

La verdad es que me choca ese invierno frío y obscuro, desde el otoño que le precede, pues es la antesala de un final, el final de lo verde de los árboles y del colorido de las flores; me deprime, como decía Joan Sebastian, me pongo sentimental, por eso yo me declaro más ecuatorial, soy como esa canción de “ven claridad” de Menudo, soy ese hijo de la luz, yo vengo de la tierra del sol, como Van Gogh que se encontraba e inspiraba en Arles, al sur de Francia, donde la luminosidad era más intensa.

Todo mundo en retrospectiva es más inteligente, pero prometí escribir mis impresiones, y esa promesa es irrompible, como la que le hice a mi amiga Idalia, de que cuando mi sobrina fuera por primera vez al antro íbamos a ridiculizarla mientras la voceábamos preguntando si había llevado suéter.

¿Que qué hago en Estados Unidos? Digamos que no soy una oveja esperando la dirija su pastor, soy un león que se niega a vivir en un rebaño. Al cabo es bien sabido que un mexicano es más valioso que un caballo.

Por eso decidí hacer lo que a uno le gusta y, después, dejar que eso te mate lentamente.

Y ahí estoy, ante el oficial de migración, con unas ganas impresionantes de decirle "¿qué mirás bobo?" a la Lionel Messi, con el manual de inglés para “dummies” debajo del brazo, con ese horrible deseo de pertenecer, con cara de circunstancia, y más arriesgado que sacar un condón en la primera cita. ¿Que cuál es el motivo de la visita?, pues definámoslo con que la mejor manera de ayudar a un pobre es no convertirse en uno de ellos.


Gerardo Silva



コメント


bottom of page