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Foto del escritorGerardo Silva

Gerardo weys

“…ya de tanto sentir ya no siento, ya no pienso de tanto pensar, ya de tanto llorar ya comprendo que hasta mis ojos se van a marchitar.”, Copitas de mezcal, Irma Serrano.

Me doy cuenta que envejezco, porque cada vez acumulo más cosas vividas que antes eran impensables.

Como que México haya quedado eliminado en fase de grupos del mundial, que ganara la primer mujer presidenta en un país de machos, que quizá también gane la primer presidenta gringa, que Mejía Barón no metiera a Hugo en el 94, que una cerveza de cuartito dé órdenenes a un cuerpo de 90 kg, despedir a mi abuelita en su funeral con Chayito Valdez e Irma Serrano de fondo, que se haya repetido el maracanazo 64 años después, que no era penal, el atentado a Donald Trump.

O cosas más trascendentales como que cuando vi a mi maestra de tenis estaba seguro que te había encontrado, que toda la belleza del mundo era para mí, que aquí está mi futuro y tú no estás en él, que el sueño de una vida juntos, quizás este dormido a la sombra de un olvido, que tocarías mi corazón aún pensando que no tenía, que la niña de la que se enamoró del árbol de la fábula de Herman Hesse en “La metamorfosis de Píctor”, y cantada por Eros Ramazzoti, resultó ser la chica de Bristol, que la belleza del Pacífico tenga tanto en común contigo, la endemicidad de sus mares, la unicidad de las flores naciendo entre los cactus y la adversidad del desierto nos recuerda que nada es imposible, todo esto desde la perspectiva de la Baja California.

Que esto es lo que queda de mí después de personificar a una papaya para molestarte, que me hierve la sangre cuando me hablan de ti.

Tú, pops, popi, bolivar, sop (sulfato de potasio), con agüita del mar de Cortés quise yo enamorarte, pero tú no quisiste más amor que el del mar del caribe.

Dime… ¿con quién conducirías desnudos por Morelia mientras nos reíamos como el guasón provocando cucazos a diestra y siniestra?

Dime, ¿quién te va a besar hasta la sombra mientras se escucha Tracy Chapman a obscuras, entre cuadros colgantes y las estrellas a través del ventanal de mi casa o caminar en el bosque durante la noche?

Dime si haciendo las maletas y mudando de amor, podrás callar todo el ruido que hicimos.

Dime con quién más vas a viajar en bici de una población a otra con sus respectivas paradas a garnachear, o nadar en un estero con los perros, o hacer el amor en la playa a plena luz del día.

Dime quién te dejará boquiabierta contándote las muelas con todas las historias y las idioteces que se me ocurrieron.

Dime con quién podrás repetir la historia de amor en los puentes de Madison en Iowa.

Dime si alguien más te conoce la mitad, o te ama la mitad de lo que te ama este wey que tiene Asperger, teoría hecha en conjunto con la Güera de Mexicali.

¿Quién va a hacerle un coco wash a Luuk sobre ser buen amo?

O dime, finalmente, ¿quién va a leer el “good vibes only” una vez más?

¿Qué voy a hacer con la tierra prometida donde construiríamos nuestras ideas, la hacienda Madero que estoy convencido que yo un poco loco y tú un poco creativa, aquello hubiera sido una expresión artística?

Todas estas cosas es lo que siente el hombre sin la mujer.

Cargas dos corazones, el tuyo y el que me robaste, confieso que me haces tanta falta, lloré porque tu voz no está en la casa, reí porque me amaste con todo tu ser, y cómo no, si eras mi todo.

Y aquí estoy, solitario y solo, con esta maldita costumbre de pensarte casi a diario, pero con las mismas ganas de soñar, tratando de encontrar el camino, agitando la bandera de la esperanza, como cuando agitábamos la bandera de España y salíamos en ESPN gritando ¡cásate conmigo Rafa!, en el abierto de Acapulco.

Dicen alarmados los alarmistas, que todo está perdido, pero yo digo que: de sobra sabes que eres la primera, que yo vengo a ofrecer mi corazón.

También dicen los optimistas que cuando uno encuentre una salida, siempre marche hacia adelante.

Uno no está donde el cuerpo, está donde más lo extrañan y se te extraña tanto que aquí sigues.


Gerardo Silva





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