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Pedro Páramo y el cine

  • Foto del escritor: Julio Moguel
    Julio Moguel
  • 13 ene
  • 4 Min. de lectura



I


    Juan Rulfo, el mejor escritor mexicano de todos los tiempos, referente de la literatura universal de la mayor altura, falleció el 7 de enero de 1986: 39 años atrás.

Su sostenido y permanente renacer --en nuevas traducciones, ensayos, libros, películas-- emana simple y llanamente de su propia obra, pues a lo largo de su historia literaria (iniciada con una significativa fuerza volcánica entre 1953 --con El Llano en llamas-- y 1955 --con Pedro Páramo--, no ha necesitado las muletas de apoyos estatales que, en conocido contrapunto, utilizaron algunos escritores mexicanos para encumbrarse en el espacio literario nacional y mundial.

    Para recordarlo ahora, en sus 39 años de ausencia, sólo quisiera referirme a un aspecto o trayecto de su ya mencionado eterno renacer expansivo, referido a la reciente puesta en cine de su novela de mayor altura (aunque no pocos méritos deben darse a su novela posterior, El gallo de oro), Pedro Páramo.


 II


   Pedro Páramo había sido considerada por diversos escritores --críticos literarios y de cine-- como una obra "imposible" para una buena adaptación a la "pantalla grande". Y acaso confirmaron en parte su opinión o su sospecha cuando vieron la versión de Carlos Velo, obra estrenada en 1966 y armada con la participación de grandes personalidades (en la actuación, fotografía, producción cinematográfica o en la pluma) como las de Carlos Fuentes, Barbachano Ponce, Pilar Pellicer, John Gavín, Ignacio López Tarso, Gabriel Figueroa, Claudia Millán o García Döring.

    Las limitaciones del film fueron identificadas en un momento dado en varios de sus ángulos por el mismo Carlos Velo, quien, palabras más, palabras menos, señaló que su propio guión, armado durante tres años, habría sido "considerado" muy largo por algunos de los participantes del equipo generador, por lo que lo tuvo que "recortar" con consecuencias negativas en la armazón de la obra. Pero no fueron pocas las voces y las plumas que, sin dejar de reconocer que el "producto" era "bueno", y "excelente" incluso en no pocos de sus plásticos y refinados fragmentos, tenía serios "problemas" para ser considerada --como se esperaba-- una obra maestra.

    Acaso valga, como muestra de botón, señalar un simple y llano error de ingrata significación: John Gavin, actor estadounidense de perfil holywoodiano, NO podía --como no lo hizo-- representar "en buenos forma" a figura-eje de la historia: la del dueño y amo de la Media Luna y de Comala.

    No nos detendremos en otros aspectos relativos a esta primera experiencia de traslación de la letra a la imagen de cine dirigida por Velo, dada la dictadura del espacio y la enorme lista de "peros" y sinsabores de los que habría que ocuparse en el "cotejo".

    Tampoco visitaremos en este espacio la versión al cine de la novela en cuestión realizada por José Bolaños (1976; 1978), en variantes que, en mi opinión (recojo, creo, una opinión bastante generalizada), no estuvieron por encima de la malograda película de Velo.


III


    Pedro Páramo, la película dirigida por Rodrigo Prieto (Netflix,2024), sin ser ajena sin duda a algunos aportes artísticos de las películas anteriores ya mencionadas, debe ser considerada en definitiva como harina de otro costal.

     Digamos primero, para el lector que desconozca el hecho, que Prieto tiene ya una larga trayectoria en el mundo cinematográfico, con nominaciones al Oscar y méritos destacables en su participación en películas de Martin Scorsese, Angel Lee y Alejandro González Iñárritu (acompañando a este último en la puesta en pantalla de Amores Perros (2000).

   El reto autoimpuesto de transferir la gran novela de Rulfo al campo cinematográfico partió, en Prieto, de una buena lectura y relecturas de la(s) obra(s) del escritor jalisciense, tanto como de lecturas --y entrevistas-- de crítica literaria labradas por importantes conocedores profundos del conjunto de la obra de Rulfo.

    Tal conocimiento se refleja con distinguida notoriedad en el tejido textual de la película --voces en off, ruidos y murmullos o diálogos diversos-, así como en la espléndida escenografía de un espacio-tiempo que sólo un ojo maestro es capaz de captar y "realizar". Se suma a ello la talentosa participación de los actores, quienes --no cabe duda-- juegan su papel en representaciones que hacen llegar al espectador directamente y sin respiro al mundo o submundo mágico de Comala dibujado por Rulfo.

    La actuación de Manuel Garcia-Rulfo como el gran mandamás de La Media Luna --y de Comala-- se despliega con suficiencia y naturalidad, sumándose a las excelentes actuaciones de Tenoch Huerta como Juan Preciado, Héctor Kotsifakis como Fulgor Sedano, Roberto Sosa como el padre Rentería o Ilse Salas como Susana San Juan.

    En suma, la película Pedro Páramo dirigida por Rodrigo Prieto logra llegar a la altura de excelsitud que pocos creyeron durante años que era posible alcanzar, mostrando por lo demás que Rulfo puede ser leído y releído en letra o en imagen por la gran calidad artística de su obra, eterna en sus posibilidades expresivas tanto en México como en cualquier otro lugar.


 IV (incluye spoilers)


    En una especie de colofón, y de manera en extremo abreviada, sin pretender quitar mérito a la película, sólo quisiéramos señalar algunos puntos que, creemos, hubieran podido hacer una migración más feliz del libro de Rulfo a su expresión cinematográfica, dentro del cuadro de dimensiones artísticas logradas por Rodrigo Prieto. Como apunte:

    1. Acaso faltó explotar un poco más el hecho de que Rulfo armó su novela en no pocas partes desde una visión justamente cinematográfica. Algunas escenas que en la letra tienen claramente ese sello no están incorporadas al film.

    2. No se registra con suficiencia, en el film de Prieto, el papel que juegan los pájaros (los cuervos, por ejemplo, en especial) en al menos dos escenas. Una de ellas central: cuando el cuar, cuar de los cuervos se burla de la prepotencia de Fulgor Sedano cuando llueve y da de beber a las magníficas siembras a venir. (El tema, en breve, remite a la manera en que Rulfo "liga" en varias de las escenas "naturaleza" y "hombre").

    3. No es posible en este espacio extenderse en el punto, pero el tartamudo que informa a Páramo de la muerte de su hijo no puede desaparecer del mapa: la tartamudez en este caso es un recurso literario decisivo para quitarle "densidad formal-retórica" al anuncio de la muerte de Miguel (Páramo).

    4. Y, acaso más importante aún: Pedro Páramo NO muere acuchillado por Abundio. Se derrumba por su propia historia y por su propio peso, "como un montón de piedras".


Julio Moguel


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1 comentario


mortigon61
14 ene

Magnífica reseña la que Julio Moguel hace de la versión cinematográfica de Pedro Páramo, realizada por el experimentado Rodrigo Prieto. Particularmente valiosos son los comentarios críticos y oportunos del "colofón" que realiza este certero conocedor de la obra de nuestro más emblemático escritor mexicano, Juan Rulfo.

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