Mucha gente me dice: "¿Por qué no sigues escribiendo? Deberías meterte a algún curso, lo haces muy bien". Incluso hubo quien conoció mi oficina y después de una breve inspección preguntó: "¿Aquí es donde te inspiras?, ¿aquí es donde escribes?". Y pues ¡no!, no es así de fácil, hay mil factores que influyen para que alguien como yo, dicho sea de paso, sin alguna preparación académica en letras, sea creativo. En honor a la verdad, desde niño siempre fui creativo e innovador, quizá sin causa, pero al fin creativo.
La inspiración es ese sentimiento que te llega así de repente, así sin más, como cuando recuerdas que dejaste la ropa tendida y empezó a llover, así, de un solo tajo.
Y es ahí, en ese preciso momento, donde la praxis artística fluye, donde todo se escribe, pero en la cabeza, no en el escritorio, sólo se llega a un escritorio a escupir todo, en una sola exhibición.
Esa inspiración que va y viene, como la marea de mar, a veces más fuerte, a veces más débil.
Hace tiempo leí un libro que recomendaba tener a la mano una libreta con su respectivo bolígrafo, casi debajo de la almohada, para anotar ideas por si venía esa impredecible inspiración... pero ¿cómo se pueden anotar dichas ideas si la inspiración aparece cuando uno se encuentra escondido en el clóset de la amante en turno, mientras la pareja de la susodicha, al estilo de un agente de narcóticos de la DEA golpea violentamente la puerta exigiendo que se le abra? Nada mas faltó que también gritara: "!!SPECIAL AGENT!!".
A veces no es tan sencillo. También es importante decir que cada autor puede llegar a expresiones artísticas inspirado por sus circunstancias, escritores leídos, gustos particulares y, ¿por qué no?, antiguos amores que una noche se fueron, y que se evocan nostálgicamente a través de las letras.
A veces incluyo en mis escritos frases o ideas de otros autores que en su momento leí, subrayé y que alguien pudiera considerar un pirataje, pero no es así, es más bien como quien quisiera conservar lo que ha dejado de ser, lo que está a las puertas del olvido, pues el mundo tendrá siempre la necesidad de que se cuenten nuevas historias, de imaginar lo que nunca fue.
Por ejemplo una bonita fórmula para matar la creatividad se puede lograr si se mezcla fuerza bruta, ignorancia, presunción, hipocresía, gusto de sufrir, envidia mucha, y habilidad en el arte de la intriga para que gane el tener sobre el sentir.
He llegado a organizar mesas redondas en mi mente con temas varios como: amistad, libertad, amor, sexo, política, pero tensar demasiado la cuerda y entregarse al alcohol da como resultado terminar en algún tugurio de mi ciudad natal ahí donde dejé el ombligo, con una amiga restaurantera apostando sobre a quién ya se le pasaron las cucharadas con los tragos, desmenuzando el concepto de "pueblo chico, infierno grande”, sobre el tiempo de vida de alguna que otra relación amorosa precipitada, sobre quién actúa de manera ridícula, sobre cuantos shots de determinado licor aguantaremos, sobre si “a que no me besas”, sobre “¡sí voy!”.
Por mi parte, después de mucho tiempo entendí, a lo Deepak Chopra, que un método para encontrar el camino del artista es aplicar un poco de misantropía y soledad, pero sobre todo cabeza y corazón, en este mundo tan superficial y banal, y es que allá afuera hace mucho capitalismo. Bien decía Diderot que sólo las expresiones artísticas perfeccionan el gusto y fortalecen la moral.
Sabemos que del suelo se levantan las cosechas, las flores, los hombres y sus sueños; también del suelo se puede levantar algún libro o un escrito. Como decía un amigo escritor: "No hay que pervertir las letras obligándolas a salir, solamente un día harán su aparición".
Gerardo Silva
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